Perdida entre la oscuridad {Libre}

Coney Island siempre me había parecido el sitio más hermoso de New York. Edificios, gente acelerada, contaminación acústica debido a las inmensas cantidades de vehículos.. no, definitivamente ese lugar no era para mí, y menos en este último año con los nuevos poderes que tan extrañamente poseía. Me sentía como un león enjaulado en la ciudad.

Por esos y otros motivos había llegado a Coney Island, más especificamente a la playa, que al estar de noche, cabe destacar que eran alrededor de las dos de la mañana, la playa se encontraba sumida en una reconfortante tranquilidad. Mejor para mí.

A pasos lentos llegué a la orilla, dejando que mis cansados pies fuesen bañados por las tranquilas aguas. Buscando concentración cerré los ojos, elevando el agua que se encontraba a mis pies hasta la altura de mi nariz, abrí los ojos y esbozé una pequeña sonrisa. Me sentía realmente afortunada teniendo este don.

Me adentré más al mar, y en un punto determinado me hundí en el agua, saliendo unos metros más lejos, dejando que mi cuerpo flotase a merced del mar.

La noche estaba perfecta para tomarse un baño. Y a eso fuí. Llegué a la orilla y dejé una maleta en la arena. Me despojé de mi camisa, quitando los botones de uno en uno y mas tarde los pantalones, quedandome en mi boxers azul oscuro.

Entré tranquilo en el agua y comencé a nadar cuando divisé algo, una mujer creia. Miré un poco mas hasta que me atreeví a hablar.-¿Hola?

Mis ojos se iban cerrando lentamente conforme el tiempo pasaba, a duras penas lograba ver las estrellas que parecían clavadas en el cielo.
El sueño me estaba entrando, pero quedarse dormida mientras flotaba en medio de la playa no parecía ser una muy buena idea. De pronto todos mis sensores se dispararon al sentir ruido proveniente de quién sabe donde, me hundí en el mar dejando a la vista sólo mis ojos, sentía como alguien.. o algo, se iba acercando al lugar donde yo me encontraba, una voz se escuchó de pronto, me giré confundida y traté de enfocar la vista al dueño de aquella voz a pesar de la oscuridad del lugar.

-¿Quién anda ahí ? - Pregunté con desconfianza.

Esa persona hizo un movimiento rapido y eso me alarmó pero vi que no hizo nada mas...extraño.-Yo...un amante de la soledad como tú-dije amablemente y con mi tono de burla amigable.
Lo que menos queria era otro enemigo...y tal vez ese o esa me podria ayudar a encontrar a mi presa.

Traté de enfocar la vista lo mejor que pude, quedando en un burdo intento. Al escucharlo hablar podía deducir fácilmente que se trataba de un chico, pero aún así no lograba verle los ojos. Eso me daba cierta desconfianza. Sólo esperaba que no se tratase de algún ciudadano que se oponía tajantemente a los "Desaparecidos", que era como nos solían llamar. Algunas de esas personas podían resultar realmente peligrosas.

- En realidad no soy muy amiga de la soledad - Contesté luego de de un rato al estar segura que no se trataba de un demente ciudadano - Pero hoy necesitaba un poco de paz, y este lugar es perfecto para mi cometido. - Agregué nadando sin sentido alguno.